Nadie puede cuestionar hoy en día que el Ejercicio Físico es fundamental para disfrutar de una salud óptima y que es beneficioso tanto para el tratamiento como para la prevención de prácticamente todas la enfermedades conocidas. Tiene un efecto global sobre la salud y la funcionalidad de todo el organismo, lo que está íntimamente relacionado con el cerebro. De hecho, posiblemente el cerebro sea el órgano que más se beneficia de una práctica física regular porque sus efectos positivos también ayudan a desarrollar su salud y su funcionalidad.

El movimiento es una de las principales funciones del cerebro, más importante quizás que el pensar. Cualquier movimiento, por simple que parezca, envuelve un sistema que debe coordinar una compleja red neuronal y celular que actúan desde distintas áreas el cerebro para enviar de forma sincronizada impulsos que produzcan un determinado y preciso movimiento en una específica parte del cuerpo. Este proceso que diariamente realizamos miles de veces puede parecer sencillo porque en su mayoría lo producimos de forma no consciente, pero en realidad envuelve una enorme complejidad.

El organismo se relaciona con el entorno con extrema sensibilidad y produce una serie de efectos a nivel global. Un grupo de investigadres , entre ellos Marion Diamond, considerada la pionera de la neurociencia moderna, observaron en 1964 que el cerebro mantiene, incluso en edad adulta, cierta capacidad plástica (cambiando o modelando su función o estructura) que viene determinada por las características del ambiente en el que vive el sujeto. Sus observaciones han creado un campo de conocimiento importante que estudia el papel del enriquecimiento del ambiente como factor de estimulación neuronal.

A través del movimiento interactuamos con el entorno, que es lo más relevante para el cerebro, y creamos la posibilidad de influenciarlo. Este es el principio fundamental del entrenamiento. Y ese aspecto es clave para justificar un tipo de ejercicio físico que atienda, no solo a las adaptaciones meramente físicas sino también contemple las posibilidades de enriquecer dicho ejercicio desde un punto de vista neuroestimulador y potenciar la capacidad plástica del cerebro.

«Tenemos un cerebro por una única razón: producir movimientos complejos y adaptables como la única forma de que disponemos de influenciar al mundo que nos rodea«.

Daniel Wolpert

¿QUÉ ENTENDEMOS POR NEUROEJERCICIO?

Neurorejercicio es un palabra que une la neurociencia y las ciencias del ejercicio físico. Tomando como ejemplo otros tipos de palabras similares, como neuropedagogía, neuroeducación, neuroarquitectura, neurourbanismo, neuromárqueting, neuronutrición, neuroeconomía, etc, entre otras, en todas ellas el prefijo neuro se refiere a la necesidad de tener en cuenta el impacto, el desarrollo y el funcionamiento del cerebro para ese tipo de actividad. Hay que diferenciarlo de los neuroejercicios, con S final, que se refiere a ejercicios mentales.

Sabemos que el cerebro es el centro de control de todo el organismo y tiene un efecto determinante sobre su funcionamiento y sobre el movimiento, pero se está ampliando el conocimiento sobre la influencia que ejerce el movimiento sobre el cerebro. Cualquier procesamiento de operaciones mentales, incluidas las más simples como mantener una conversación, tienen una base fisiológica. El desarrollo cerebral y sus capacidades debe ser atendido tanto desde un punto de vista neurológico como fisiológico.

Por lo tanto, entendemos Neuroejercicio como el concepto que organiza los tipos y las características del ejercicio físico para que contemplen una tarea dual, fisiológica y neuronal, con el fin de producir una estimulación y un desarrollo tanto físico como cerebral. Se trata de una reformulación del paradigma de la organización del ejercicio físico.

Diferentes tipos de ejercicio físico producen diferentes efectos sobre el cerebro. Unido a eso tenemos la posibilidad de modificar diferentes características para producir una mayor riqueza neuroestimuladora que potencie esos efectos.

Para considerarse neuroejercicio cada movimiento o ejercicio debe proporcionar novedad, variabilidad y variantes junto al desafío de la complejidad para evitar la resistencia adaptativa que se produce al realizar siempre un mismo patrón. Se debe crear dificultades constructivas que nos permitan ampliar los límites de la habilidad. Crear actividades que nos impulsen a tener que superar retos asequibles que nos conduzcan a un aprendizaje que resulte significativo para la persona. A medida que la complejidad del movimiento aumente, la demanda de atención y de la capacidad cognitiva de la persona también aumentará.

La Neurociencia y la Psicobiologia nos están proporcionando abundante conocimiento que sugiere guías de evolución hacia un concepto de salud global. Debemos entender el organismo como un ente integral donde existe una profunda relación entre el physical fitness y el mental fitness. Con el ejercicio disponemos de una herramienta ideal para mejorar la salud cerebral y poder desarrollar sus capacidades. Sabemos que nos puede hacer más fuertes, más rápidos y más resistentes, pero también más sanos y con mejor memoria y concentración. Ejercitando nuestro cuerpo, ejercitamos nuestro cerebro.

Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro”.

En la sociedad del conocimiento, la innovación en el ejercicio viene por hacer que el cerebro participe más y que nos impulse hacia un estilo de vida con hábitos saludables cada vez más vinculados a la salud cerebral, no solo a la corporal. El cuerpo relaciona al cerebro con el mundo y ayuda a relacionarse con nosotros mismos y con los demás.

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