A grandes rasgos podemos diferenciar dos tipos principales de respuestas funcionales de cualquier organismo vivo para activar los mecanismos de supervivencia: DE PROTECCIÓN Y DE DESARROLLO. Y se da la particularidad de que esas dos respuestas no se pueden dar de forma simultánea, porque una representa el cierre del sistema y la otra la apertura.

A W. B. Cannon le debemos el concepto de Homeostasis. Se basó en la anterior idea de Medio Interno de C. Bernard y que el propio Cannon desarrolló en su libro “La Sabiduría del Cuerpo”. Se trata del proceso autorregulador con el que se mantiene una estabilidad orgánica mientras le afecta un cambio de las condiciones externas.

La HOMEOSTASIS es el proceso autoregulador más importante de supervivencia de nuestro organismo y representa el principal respuesta de PROTECCIÓN. Es un estado estable de equilibrio en un medio cambiante que se basa en la información sensorial interna y externa para que el organismo pueda desarrollar la vida. Ese equilibrio, que se sitúa en una variación extremamente pequeña, no se consigue con una situación estática sino que se consigue mediante una reacción constante a cualquier estimulo, interno o externo, que lo afecte. La evolución ha priorizado esta respuesta de la función de protección que garantiza la supervivencia.

Pero la homeostasis no es garantía suficiente para la supervivencia porque resultaría muy arriesgado estar siempre tratando de corregir un desequilibrio una vez ya se ha producido, especialmente cuando se trata de un organismo que se relaciona con un medio inestable. La evolución se ha encargado de que una vez las respuestas han garantizado la protección y supervivencia del organismo, se ponen en marcha otro tipo de respuestas que permitan a los organismos anticipar los desequilibrios y explorar posibles soluciones. La ALOSTASIS es el proceso fisiológico de recuperación de un organismo sometido a un estado de estrés. Representa la principal respuesta de DESARROLLO, elevando el nivel de adaptación que precisa de un intercambio libre de información entre el organismo y el medio. Ese aumento viene condicionada por el concepto de Hormesis, que requiere de la dosis adecuada de estímulos, ni más ni menos, para producir las máximas adaptaciones. Esta variación del equilibrio teniendo en cuenta los factores que produjeron el desequilibrio se conoce como Homeorresis, un fenómeno homeostático variable.

Solo los genes que se muestran útiles para la conservación de la vida en un entorno determinado se van integrando como un bioalgoritmo y son los que tienen mayores probabilidades de ser transmitidos a generaciones próximas. Pero un organismo que se basara únicamente en la información genética, que no es muy flexible, lo tendría muy difícil para reaccionar a algún cambio súbito del entorno. Como complemento perfecto a esa “rigidez” genética, disponemos de un Sistema Nervioso muy desarrollado y flexible que provee al cerebro toda la información de lo que ocurre ante cualquier variación del entorno. La analiza y la relaciona con la que ya dispone en la memoria para poder elaborar estrategias de actuación que sitúen el organismo dentro de ese equilibrio homeostático.

IMPORTANCIA DEL ENTORNO

Formamos parte del entorno el cual a su vez estimula y moldea la conducta de adaptación. La importancia del entorno radica en que todas las funciones del organismo se realizan por influencia del mismo. El sistema genético y el sistema nervioso están desarrollados para adaptarnos lo mejor posible al entorno en el que vivimos.

El entorno estimula y moldea la conducta de adaptación. Podemos decir que el entorno es parte de nuestro sistema cognitivo porque no se puede dar el uno sin el otro. El flujo de información es tan grande y continuo que la propia mente por sí sola no se puede considerar la única unidad significativa de análisis. La cognición ocurre para la acción. La actividad cerebral implica percepción y acción. Para mantener ese equilibrio es necesario una excelente gestión interna y una buena relación externa porque la actividad se lleva a cabo en un contexto real.

Una parte importante de la cognición ocurre de forma inconsciente y está basada en el cuerpo, porque es el que interactúa con el entorno a través de mecanismos de percepción sensorial y de control motor. El cuerpo es el centro regulador de la información sensorial relacionada con la necesidad de preservar la vida. En ese sentido el movimiento corporal constituye una forma fundamental de relación entre nuestro organismo con sus diferentes sistemas y el medio en que se desarrolla nuestra vida. Y establece una relación bidireccional, porque no solo es el encargado de recoger la información de los estímulos que se producen a nuestro alrededor, también es el encargado de expresar todo lo que se produce en nuestro interior hacia el medio que nos rodea. Es de suma importancia entender esa bilateralidad porque al desarrollar el movimiento del cuerpo en un medio, tratamos esa relación como una única unidad cognitiva, la cual se interrelaciona, interactúa e influencia mutuamente.

Considerando el organismo y el entorno como un sistema único, surge la oportunidad de alterar el sistema completo actuando sobre uno de ellos. Modificando el entorno y la experiencia vivida a través del ejercicio o del movimiento se obtienen adaptaciones orgánicas específicas. Ese es el principio fundamental del entrenamiento y ocurre con cualquier órgano, pero de forma única con el cerebro. Debido a su plasticidad, el cerebro es especialmente sensible a los estímulos del entorno. Al modular las condiciones del entorno se proporcionan estímulos que modifican la estructura y alteran el funcionamiento del cerebro.

CONCLUSIÓN

El entorno estimula y moldea nuestras conductas de adaptación que buscan en un principio mantener el nivel homeostático. Una vez consolidado ese nivel de protección se busca un desarrollo. Reaccionar a un estímulo no es lo más seguro, la alostasis permite anticipar y elevar el nivel de adaptación.

La importancia del entorno es que influencia determinantemente todas las funciones orgánicas. Alterando el entorno estaremos también alterando las conductas de adaptación. El movimiento y el ejercicio son formas de relación y de alteración del entorno en busca de adaptaciones orgánicas deseadas. Y el cerebro es especialmente sensible a esas alteraciones

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